22 may 2011

Crisis en el mundo piedra

Estado de ánimo disfórico o depresivo, insomnio, irritabilidad, frustración o ira, ansiedad, dificultades de concentración, inquietud. Todos los síntomas tengo… todos!
Hoy cumplo una semana sin fumar. Nunca antes había llegado a tanto. Nunca antes me había propuesto dejar de verdad.
No me parecía lindo fumar, de hecho me molestaba el olor que dejaba el cigarrillo, el tener que levantarte de la mesa en una cena, el asco y poca tolerancia con la que te miran los no fumadores.
Empecé a fumar de chica, me llamaba muchísimo la atención. Un noviecito que tenía un par de años más me enseñó a tragar el humo. Sólo tenía que pitar y como si me asustara mandar el humo para adentro.  Todo un juego transgresor.  
Para los 16-17 años mis viejos ya sabían, y aunque no fumaba adelante de mi papá, tampoco tenía que esconderme demasiado. En el colegio nos dejaban fumar en el patio durante el recreo y para quinto año eso no alcanzaba, así que entre clases iba al baño.
A los 18 me vine a vivir sola a capital. No hay mejor acompañante del estudio que un cigarrillo, y con mis compañeras estudiábamos entre la nube de humo en el departamentito de 40 m² que ya emanaba olor a tabaco por sí solo.
Para entonces había incorporado todas las mañas: el cigarrillo después de comer, con el mate, con la cerveza, con un café, esperando el bondi, despejándome 5 minutos en el laburo, relajándome sola en mi casa, estudiando.
No sé exactamente cuál fue la razón por la que quise dejar el cigarrillo, tampoco quiero indagar demasiado. Cuestión es que ya estoy en el baile, no hay vuelta atrás.
Creo que aunque hayan pasado más de 10 años de esto, todavía puedo ver la cara de mi viejo de desilusión cuando se enteró que fumaba y la frase que me dijo ese dia: “hacé lo que quieras, pero te creía más inteligente…”
Chau, ya si tu viejo piensa que sos una estúpida, estás al horno.
Tampoco es que me traumé demasiado o estuve todo este tiempo condicionada por lo que me dijo, de hecho segui fumando como si nada. No acatar lo que te dice una autoridad es una conducta tipica de la adolescencia.
Pero lo que me parecía transgresor en aquel momento, hoy me parece una estupidez y tengo que darle la razón a mi viejo. (lo que no quiere decir que vaya a hacerlo...)

Como buena piedra, me tocó el primer domingo abstinente con lluvia, que además de ser de por sí depresivo, yo le tengo un especial miedo a las tormentas.
Camino frenéticamente por la casa, tomo mate sin parar, trato de leer, no me puedo concentrar, tengo insomnio, pesadillas, hambre todo el tiempo, lloro como una nena, me duele la cabeza, no tengo ganas de ver a nadie, me siento sola, no quiero hablar, tengo ganas de gritar.
A pesar de todo, estoy feliz por estar dejando el cigarrillo. Nunca imagine que fuera tan dependiente de algo, justo yo, que soy ferviente defensora de la libertad.  


30 abr 2011

Stone´s Open World

Uno de los mandamientos más importantes de una piedra es que no debe planificar. 
¡NO! No insistas, no vale la pena. Es mejor entregarse a la desidia del cosmos, o de la fuerza que sea que empuja a que todo salga al revés de lo planeado.

Viaje a Brasil por laburo.
Si no supiera el verdadero motivo de la elección de los que viajábamos diría que eligieron a todos por piedra,  y por supuesto estaba yo entre ellos.
Partimos hacia el país hermano un domingo a la mañana. Éramos 5 e íbamos en distintos vuelos. A mí me tocaba viajar con lo que se podría llamar mi media Roca. Cuando estamos juntas parece haber un potenciamiento de la piedrez y suelen suceder hechos increíbles. 
Ese domingo, me levante temprano y terminé de acomodar todo para estar 3 horas antes en el aeropuerto. Claramente, trato de prepararme para cualquier inconveniente que pueda surgir camino al aeropuerto.
El día parecía tranquilo y llegué en tiempo record, hasta me tomé 5 minutos en la entrada para fumarme un cigarrillo y esperar a mi compañera a la que había obligado a llegar también 3 horas antes. Entrando a la fila para el check in, nos dicen amablemente que el vuelo estaba un poco demorado debido a la tormenta que se había desencadenado en Londres. Nos advirtió que tuviéramos paciencia porque el avión siquiera había aterrizado en San Pablo.
Ese es el poder de la piedrez, desencadenar una tormenta de nieve a exactamente 11.086 Km y con esto frenar todas las salidas de los vuelos.
Claro que le poníamos toda la onda y más cuando nos dijeron que por estar sobrevendido viajábamos en ejecutiva. En ejecutiva de un Jumbo en British, un golazo. Cuanto podríamos estar esperando?  
Tomamos un café en el aeropuerto, fumamos un pucho, caminamos un poco, era un domingo peronista y el solcito estaba hermoso. Decidimos embarcar y pasear por el free shop. Nos maquillamos, nos medimos anteojos, sombreros, camperas, perfumes, miramos con amor las bebidas, compramos chocolates.
A todo esto ya se nos habían ido 1.30hs. Sigamos con el tour. Fuimos al fumadero, miramos los precios de la peluquería, chusmeamos las revistas y los libros, tratamos de entrar a la sala de American Express sin exito. Otra horita más.
Qué hacemos? Nos moríamos de hambre y nos comimos un tostado. El jamón del tostado debía ser de un chancho alimentado a almendras como mínimo, porque por poco no se nos fue el sueldo de un mes cuando nos trajeron la cuenta.
Mientras comíamos mirábamos con bronca a los tanos que estaban sentados al lado nuestro que no paraban de sacar adminículos tecnológicos con los que se entretenían.
Otra hora más tarde y ya desparramadas en los asientos del aeropuerto, visualizamos el jumbo por el vidrio. Por fin, llegó.
-          Che, la gente le saca fotos al avión. Porque será?
-          Que se yo, capaz están contentos de que llegó. Andá a sacarle una foto también, mirá que cacho de avión nos mandaron
Automáticamente luego de pronunciar esa frase, Vivi se levanta para sacar la foto y el avión se esconde atrás de la manga.
-          Ya fue, avión de mierda.
Otra media horita para limpiar el avión y estábamos adentro. Ya perdí la cuenta de cuánto tuvimos que esperar así como también perdimos la tarde que teníamos libre para pasear.
Casi 12 horas después estábamos en el hotel como si nos hubiera pasado un tren por encima.
Hicimos el check in y nos dieron las tarjetas para las habitaciones, una al lado de la otra. Entramos al ascensor, piso cinco, la puerta se cerraba y no subía. Nos mirábamos sin saber qué hacer.
A la cuarta vez que se cerró y se abrió,entra un señor que pasa su tarjeta y automáticamente el ascensor sube. Nos miramos tentadas y prometimos no contarle a nadie lo que nos había pasado.
Llegamos a las habitaciones y en cuanto estamos a punto de separarnos después de la larga jornada yo meto la tarjeta y abro la puerta de mi habitación.
Nomás abro la puerta y a punto de tirarme de cabeza a la cama, veo a un señor sentado en un escritorio, trabajando con su laptop en remera, calzoncillos y zoquetes.  
Se levantó de golpe en un movimiento desesperado al grito de:
Ou mai god, jou dis japen!!!
Yo no sabía para que lado disparar, ni que decir. Pedí perdón 14 veces, le cerré la puerta y corrí a la habitación de Vivi.
Imagínense al pobre yanqui, con el cagazo que le tienen a los atentados, a los tercermundistas, que se le aparezca alguien como yo, que de por sí me caracterizo por ser bastante grandota y más después del día que había pasado. Toda destartalada, pegoteada de la humedad que hay en San Pablo, ojerosa y despeinada. El pobre hombre se pegó un susto bárbaro.
Al parecer el hotel estaba sin sistema y tuvieron problemas para asignar las habitaciones.
Cuando me reasignaron la habitación, a dos puertas de mi amigo yanqui, le pedí al señor que me traía las valijas que subiera conmigo y espiara antes de entrar para asegurarse de que no hubiera moros en la costa.
Los días subsiguientes me la pase escondiéndome del yanqui por los pasillos del hotel…

  

  


Lunes Alucinógeno

Uno de esos días que no tenis que salir de tu casa.
Eso claramente no aplica para mí. Porque si me quedo en casa seguro que algo pasa, se inunda, se corta la luz o internet, te llaman del banco o de alguna encuestadora 20 veces por día, entre otras cosas. Por eso, además de cumplir con los deberes laborales, mejor ponerle el pecho a las balas y salir de casa. ­
Es lunes, pero no cualquier lunes, sino el regreso del feriado de semana santa.
La verdad es que a nadie le importa mucho el porqué del feriado. Se sabe que hay un par de días sin laburar, que no se puede comer carne y que el domingo te juntás con la familia a comer asado y los huevos de pascua. Alguien me explica el que tiene que ver el huevo con el hippie crucificado???
La cuestión es no cuestionarse demasiado y rajar mientras se pueda durante esos días.
Pero luego hay que volver y yo diría que es de los lunes más difíciles del año, fundamentalmente sí mucha suerte no tenés.
Todo parecía encaminarse sin demasiados problemas, cabeceas un par de veces porque te desacostumbraste a madrugar, te pedís una ensaladita a la hora del almuerzo a ver si contrarrestas la cantidad inescrupulosa de chocolate que comiste el domingo, te ponés al día con los problemas que dejaste el miércoles, etc.
Listo, hora de irse. En una horita estoy en la facu, ya voy al límite con las faltas y le prometí a mi compañero ir a buscar la nota del parcial en el que me fue para el traste, tengo que ir sí o sí.
Y ahí estaba, ya encaminada hacia mi meta, acomodándome en el asiento de la combi para dormir una siestita. Antes de dormirme por completo, visualicé un conglomerado de autos que aminoraban la marcha. No me preocupé demasiado.  Cuánto podría atrasarme? 10? 20 minutos? Cerré los ojos y me sumergí en un sueño profundo.
40 minutos después me despierto, ya de noche y habíamos avanzado sólo 5 kilómetros.
Alguien me explica que pasó? Toda la buena energía y los planes de hacer las cosas medianamente como corresponde se desvanecían minuto a minuto a causa de un maldito camión que estaba atravesado en la autopista desde las dos de la tarde.
Generalmente trato siempre de pensar más allá de mi interés y entender al pobre camionero que se durmió y se mando la cagada. Pero a ver, es necesario estar 5 horas para sacar el maldito camión?
Y así pasaron, 2.30hs a paso de hombre. No, no. A paso de hombre no, porque si salía caminado avanzaba más. ¡Maldigo a la combi, al camionero, al camión, a los que tenían que sacarlo, a Macri, a autopistas del sol y a los huevos de pascua que además están carísimos!
Para qué digo que sí o sí voy a la facu? No tengo ni que pensarlo, cosa de no levantar la perdiz. Cosa de que el todopoderoso no me castigue por haberme comido un choripan el viernes santo.  
Inocentemente, luego de 3 horas, y maldiciendo también a mis compañeros que salieron una hora más tarde y llegaron media hora antes, me bajo de la combi ya resignada a tratar de llegar a mi casa... total la clase ya había terminado.
Esperando que corte el semáforo para cruzar, veo pasar dos colectivos de la línea que me tenía que tomar. Seguimos con la buena racha. Cruzo la calle ya prácticamente arrastrándome. “Siempre pasan 3 bondis juntos” pensé, tratando de ponerle buena onda.  Inútil… tuve que esperar otros 20 minutos.
El bondi llega. Cada vez falta menos. Vamos que podemos. Tenemos que cruzar las vías. Obviamente se baja la barrera y pasa el tren. Obviamente no era un tren, sino dos, yo no ando con poca cosa cuando se trata de un día de piedrez.
Siguiente parada y se sube una muchacha que se sienta al lado mío. Nada debería ser extraño en esta situación, exceptuando que la piba largaba semejante olor a ajo que por poco me tumba.
A ver. Hay una razón por la cual no le pongo ajo a las comidas, además de que no cocino habitualmente, es porque apesta. 
En consecuencia, si no podes resistirte a ponerle una cabeza de ajo entera a lo que vas a comer nena, mínimamente trata de comer un chicle o bañate en perfume o saca la cabeza por la ventanilla como los perros. ¡¡¡¡Pero no te sientes al lado mío!!!!
Ya no recuerdo ni cómo llegue a mi casa, ni si llegué. Estoy segura de que el ajo tiene algún efecto alucinógeno y es mi deber alertar a la población.
QUERIDOS VECINOS, Si comieron con ajo: ¡NO SALGAN DE SUS CASAS!


AntiLunes

Pasa... no por eso que dicen que no se puede estar peor, porque sí se puede. Pero cuando tenés esos momentos de bajón, donde tocás fondo, no queda otra que las cosas empiecen a mejorar.
Y así es, un lunes luego de un fin de semana con pocas alegrías te encontrás a esas piedritas lindas con las que compartís una cerveza y te vas a dormir borracha y con una sonrisa.